La productividad empresarial es un factor decisivo que influye en la rentabilidad y competitividad de una empresa. Para optimizarla, es necesario comprender el concepto y las herramientas de medición actuales.
Qué es la productividad empresarial
Se define como productividad empresarial a un indicador económico que refleja la eficacia de los recursos humanos y técnicos de una compañía. Por eso, cabe destacar que el nivel de productividad puede ser limitado y poco competitivo si la tecnología empleada no es moderna. En este sentido, es necesario que la empresa se esfuerce en invertir en tecnología y maquinaria para mejorar su eficiencia.
Por otro lado, una organización puede ser eficiente por sus recursos tecnológicos, pero quizás haya departamentos o empleados que no estén rindiendo al nivel esperado. Esto también será un elemento que merme su rentabilidad.
Cómo medir la productividad empresarial
La digitalización ha impulsado la evolución de herramientas de medición de la productividad para alcanzar metas y objetivos de la empresa. Con las actividades que se desarrollan mediante sistemas informáticos y digitales, es posible medir de forma precisa las acciones y su relación con las horas de trabajo.
Para calcular la productividad, no solo hay que prestar atención a los procesos de producción. También se deben considerar los costes fijos, como el alquiler de instalaciones y los costes de suministros (agua, electricidad, etc.).
Estos recursos económicos son esenciales para que los empleados trabajen de manera efectiva y segura desarrollando productos de alta calidad. La falta de iluminación adecuada, por ejemplo, puede interferir negativamente en la concentración de los trabajadores y reducir su productividad. En consecuencia, un aumento de los precios de los recursos pertinentes, como la electricidad, puede tener un impacto en la productividad de la empresa, ya que deberá producir más en menos tiempo para mantener la rentabilidad.
Otra forma de medición es contabilizar las unidades o servicios válidos producidos. En este caso, hemos de valorar los recursos invertidos, incluyendo la relación de unidad por hora trabajada. En el caso de un recurso, como la maquinaria, se puede medir el número de unidades producidas por máquina durante un período de tiempo. Si, por ejemplo, una máquina produce 10 unidades por hora de un bien destinado a la venta, esa será la productividad de ese recurso.
En definitiva, al calcular la productividad, medimos la relación entre la inversión de la empresa y los bienes y servicios producidos durante un período de tiempo.
Formas de optimizar la productividad empresarial de tu empresa
Para aumentar la productividad empresarial, es imprescindible una buena gestión del negocio. Y esto se consigue aplicando diferentes técnicas y herramientas que aporten sinergias al objetivo común. Así, quienes desean un aumento de la productividad pueden apoyarse en los factores que abordamos a continuación.
Metas y objetivos
Determinar una serie de metas y objetivos es clave para que una empresa sea exitosa. Por este motivo, conviene realizar una planificación que marque el rumbo a seguir. No consiste en trabajar muchas horas, sino en maximizar la eficiencia para conseguir los objetivos deseados.
Promover la colaboración entre distintos equipos
Los equipos de trabajo podrán comunicarse con fluidez y trabajar mejor si todos tienen claros los valores de la organización. Esto puede favorecer la motivación interna, el esfuerzo individual y, por tanto, aumentar la productividad empresarial.
Estimular la creatividad
Este factor puede ser determinante para materializar una transformación en la compañía dirigida a mejorar la productividad. La creatividad es una cuestión de supervivencia en el entorno empresarial actual. Por ello, si no queremos perder una posición competitiva en el mercado, es necesario apostar por ella y por un adecuado control de la gestión.
Desarrollo tecnológico
Las tecnologías resultan indispensables para no perder competitividad, puesto que optimizan los procesos de negocio y, con ello, elevan la productividad de una organización. De hecho, estas herramientas son de gran ayuda para deshacernos de los procesos que no aportan ningún tipo de valor.
Planificar con antelación y delegar responsabilidades
Saber cómo administrar el tiempo es imprescindible, pues todo el que se pierde no se recupera. Establecer prioridades mediante una buena planificación puede marcar la diferencia para alcanzar los objetivos establecidos.
De igual manera, delegar ciertas tareas en las personas idóneas mejorará el rendimiento general del equipo de trabajo.
Flexibilidad laboral
Los empleados menos productivos son aquellos que están descontentos por diferentes razones. En muchas ocasiones, ofrecer flexibilidad laboral para favorecer la conciliación aumenta su motivación y reduce la tasa de absentismo.
Promover una cultura de medición de resultados
Analizar y cuantificar los resultados de manera periódica para comprobar el ratio de productividad es una medida acertada. Al identificar las áreas a optimizar y trazar un plan, se vuelve más sencillo cumplir las metas.
Como vemos, la productividad empresarial implica una gestión efectiva. Por ello, es esencial localizar los procesos más críticos y movilizar técnicas y recursos que mejoren el rendimiento general. En Strategik estamos especializados en asesorar a empresas con dificultades, por lo que somos una apuesta segura.