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La liquidez de una empresa es un término ligado a su salud financiera, por eso es tan importante. En ocasiones lleva a confusión, por lo que este artículo vamos a intentar explicar qué es, de qué depende, cómo calcularla y cómo mejorarla. 

Qué es la liquidez de una empresa

La capacidad que tiene una empresa para conseguir dinero en efectivo con el que asumir sus obligaciones a corto plazo es lo que se conoce como liquidez financiera. No obstante, este concepto también hace referencia a aquellos bienes que se pueden vender con rapidez sin perder valor para afrontar las deudas del negocio.

Dicho de otro modo, la liquidez es la facilidad con la que un activo se convierte en dinero en efectivo. Un bien o activo es más líquido cuanto más rápido se pueda convertir en efectivo sin pérdida de valor significativa.

Esto es muy importante, porque es posible vender con rapidez, pero no resulta tan sencillo conservar el valor real de esos activos. Si se vende por menos de lo que vale, no podemos hablar de un bien líquido, porque se pierde parte de ese valor para transformarse en efectivo. 

De qué depende la liquidez de una empresa

La liquidez de una empresa es la capacidad que tiene para afrontar las deudas a corto plazo según sus activos líquidos. Cuanto más líquido sea un activo, mayor será su facilidad para convertirse en efectivo y que la empresa pueda utilizarlo.

¿Qué tipos de activos la posibilitan? Acciones, maquinaria, inmuebles… Sin embargo, todos estos ejemplos no son líquidos, pues se requiere de tiempo para venderlos y obtener efectivo.

Por eso, la liquidez de una empresa depende, fundamentalmente, de dos factores: 

  1. El tiempo que se requiere para que un activo se convierta en dinero efectivo. 
  2. La certidumbre de que no habrá pérdidas cuando se produzca dicha transformación. 

Este término hace referencia a un aspecto fundamental, pues evita problemas económicos y permite que una empresa se pueda mantener a flote. Y es que el objetivo en cualquier planificación financiera corporativa es gozar siempre de una buena salud en este ámbito. 

Formas de calcular la liquidez

Ahora que ya conocemos los pormenores de esta terminología financiera, veamos el siguiente paso, cómo calcular la liquidez de una empresa.

Hay 3 parámetros que debemos controlar para identificar si una empresa tiene o no liquidez. 

  • Ratio de liquidez de una empresa. Este indicador nos muestra la capacidad que tiene una organización para asumir deudas a corto plazo. Para calcularlo, debemos dividir el activo corriente por el pasivo corriente. El resultado debe mantenerse en una horquilla entre 1,2 y 2. 
  • Ratio de acidez. Analiza la capacidad de la compañía para pagar deudas a corto plazo sin contar con las existencias. Es el activo que menos efectivo guarda y se calcula de la siguiente forma. Primero, se halla la diferencia entre el activo corriente y las existencias, y el resultado se divide por el pasivo corriente. El indicador debe ser aproximadamente de 1. 
  • Ratio de tesorería. De los 3 factores, este es el más exigente. Analiza la capacidad de pago inmediato y se calcula comparando el efectivo y el resto de activos líquidos con el pasivo corriente. Su resultado debe estar entre 0,2 y 0,3. 

Cómo mejorar la liquidez de una empresa

Como ya hemos mencionado, esta capacidad es esencial para que una organización pueda desarrollarse y crecer de forma sostenible. Pero ¿cómo conseguir liquidez en una empresa? ¿Qué podemos hacer para mejorarla? Hay algunas estrategias que pueden ayudarnos; veamos las más importantes: 

  • Tener un buen diagnóstico financiero. Es similar a detectar a tiempo una enfermedad, pues facilita su curación. Con un diagnóstico financiero precoz es más sencillo garantizar la liquidez y el crecimiento empresarial de un negocio. Además, nos informará sobre los niveles de endeudamiento, rentabilidad, fondo de maniobra y otro tipo de ratios con los que analizar el estado de la compañía. 
  • Planificar y controlar el cash flow. Esto nos permite conocer con antelación las necesidades de liquidez y controlar el flujo de caja de la empresa. La planificación es esencial para operar con normalidad y cumplir con los compromisos de pago. 
  • Controlar de forma exhaustiva las cuentas de cobro y pago. Lo mejor es reducir el período medio de cobro entregando cuanto antes las facturas a los clientes. Por otro lado, es necesario un buen control de gestión sabiendo siempre lo que se debe cobrar, definir los protocolos en caso de impago y controlar el crédito comercial. 
  • Usar de modo eficaz la financiación bancaria y cumplir con los compromisos de pago en tiempo y forma. 
  • Mantener niveles óptimos de stock. El exceso puede salir muy caro. Por eso, una empresa debe tener un inventario justo que no produzca roturas de stock ni suponga inmovilizar mucho dinero. 

La liquidez de una empresa y su correcta gestión son las claves para maximizar el efectivo. Cuando no se sabe cómo actuar para hacerlo, lo mejor es contar con una ayuda profesional como la que ofrecemos en Strategik.