¿Debemos contar con un plan de negocio para poner en marcha una empresa? Aunque no es obligatorio, sí resulta de utilidad para definir y analizar cada aspecto de un proyecto y para encontrar financiación. Veamos con más detalle qué es y cómo se elabora.
¿Qué es y para qué sirve un plan de negocio?
Un plan de negocio es un documento donde se detallan los objetivos de una empresa y cómo alcanzarlos. De este modo, es más sencillo centrarse en realizar las acciones que llevarán a conseguirlos.
Con este documento se pretende asegurar la financiación, pues los inversores externos lo analizarán para ver la viabilidad y rentabilidad. En una empresa viable, los planes de acción y la proyección financiera deben estar alineados.
Por otro lado, a medida que el negocio crezca, se querrá atraer más talento. Los ejecutivos con experiencia suelen evaluar el plan de negocio para comprobar si encajan o no en una empresa.
¿Cómo elaborar un plan de negocio?
Un buen plan de negocio mostrará a la persona que lo lee que merece la pena invertir en la empresa. Su extensión no debe superar las 50-75 páginas y debe ser:
- Sugerente. Hay que cuidar el aspecto exterior tanto como el interior. Todo debe estar bien organizado, estructurado y la tipografía escogida debe ser cómoda de leer.
- Tentador. Debe estar redactado para incitar al lector a valorar las posibilidades de participar en el negocio. Se debe eliminar lo superfluo y el lenguaje debe ser sencillo y cuidado.
- Dinámico y ocurrente. Se puede echar mano de la creatividad para destacar ciertos aspectos del negocio.
- Explícito y preciso. Será claro y conciso: no pueden faltar datos importantes, pero toda la información debe ser útil. En los anexos podemos incluir datos secundarios, el currículum de los profesionales, resultados de estudios de mercado y otros informes favorables.
Pasos para evaluar un plan de negocio
En la estructura de un plan de negocios se abordan los siguientes puntos:
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Resumen ejecutivo
Para captar el interés de los inversores, es esencial un breve resumen con los aspectos más importantes. Su extensión máxima no superará los 2 folios y, aunque sea lo primero que se ve, debe redactarse en último lugar.
¿Qué debe contener?
- Idea de negocio.
- Público objetivo.
- Valor del producto.
- Tamaño de mercado y crecimiento esperado.
- Competencia.
- Fase de desarrollo.
- Inversión necesaria.
- Objetivos a medio y largo plazo.
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Descripción de la empresa
Se trata de ofrecer información acerca del propósito de la organización y los objetivos que persigue. Todas las observaciones que se realicen deben estar basadas en estudios y es necesario citar las fuentes.
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Mercado potencial
Se analiza el mercado en cuanto al tamaño, estructura y tendencia. La mejor forma de presentarlo es apoyándose en cifras y estadísticas que muestren una tendencia. Una estrategia de ventas buena y atractiva será clave para llamar la atención del lector.
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Competencia
Además de mostrar las ventajas competitivas y las posibles proyecciones, también hay que contar con la competencia real y potencial.
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Modelo de negocio y plan financiero
Se deben detallar todas las líneas de ingresos. El plan financiero debe estar desglosado mensual o trimestralmente para los primeros dos años. El resto pueden ser cifras anuales, pero todas deben responder a hipótesis razonables. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que las teorías conservadoras son las que mejor valoración tienen.
No hemos de olvidar incluir las proyecciones de cash flow y especificar cuándo se alcanzará el denominado punto de equilibrio o breakeven. Ni tampoco las necesidades de financiación a corto, medio y largo plazo.
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Equipo directivo y organización
Los inversores apuestan por las personas, no por las ideas. Por eso, quieren saber si un equipo directivo puede sacar adelante o no un proyecto. Aquí hay que detallar la experiencia profesional, las habilidades, cómo encaja el perfil con las necesidades del negocio, qué aspectos no cubren y quién debería hacerlo. Tampoco se puede olvidar incluir cuál es la motivación del equipo directivo.
Asimismo, hay que detallar el organigrama, las responsabilidades, el sistema de delegación y si existe flexibilidad y capacidad de adaptación según evoluciona el proyecto.
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Estado de desarrollo y plan de implantación
Se debe reflejar una planificación estratégica para alcanzar el éxito de la empresa. Así, se describirán el calendario de implantación y los principales hitos o interconexiones interdepartamentales.
Del mismo modo, no puede faltar la estrategia de marketing y ventas y su coste de adquisición. Además, en un nuevo negocio también se detallarán la campaña de lanzamiento y los medios que se utilizarán.
¿Se cuenta con alianzas estratégicas? ¿Quiere realizarse alguna de cara al futuro? En ese caso, también se tendrán que detallar las condiciones, objetivos…
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Principales riesgos y estrategias de salida
Al evaluar los riesgos que pueden afectar al negocio, también hay que incluir medidas para sortearlos. De la misma manera, se debe tener en cuenta un plan de contingencia por si hay que realizar giros inesperados por no alcanzar los objetivos previstos.
Una consultoría estratégica personalizada como la que realizamos en Strategik es fundamental para elaborar un buen plan de negocio.