La gestión eficiente de los costes de una empresa es una parte fundamental de cualquier negocio que quiera mantenerse en el mercado y ser rentable. En un entorno económico cada vez más exigente, reducirlos es un objetivo primordial para todo tipo de negocios, independientemente del tamaño o sector al que se dediquen. En este artículo, exploraremos algunas estrategias eficaces que pueden ayudar a optimizar la estructura de costes sin comprometer la calidad de los productos o servicios ni la capacidad para generar ingresos.
Qué son los costes de una empresa
Una compañía de cualquier índole ha de hacer frente a una serie de costes fijos y variables: precio de las materias primas, salarios, amortización de la maquinaria, etc. Como se puede ver, alguno de ellos se derivan del propio proceso productivo, pero otros no.
Con respecto a la contabilidad, este concepto engloba todos los recursos que una organización precisa para alcanzar sus objetivos. Y, para ello, hay que cuantificarlos en términos monetarios.
Estructura de costes de una empresa
Para mejorar la gestión de los gastos de un negocio, es necesario conocer su estructura de costes.
Costes fijos de una empresa
Con costes fijos de una empresa nos referimos a aquellos que son invariables con independencia de sus factores productivos. Estos gastos existen aunque no se realice ningún proceso, por tanto, no son evitables.
Cuanto mayores sean, más ingresos se necesitarán para alcanzar el punto de equilibrio. Además, podemos diferenciarlos en:
- Discrecionales. Su valor puede variar y es posible llegar a minimizarlos para ser más competitivos. Hablamos, por ejemplo, de los gastos en publicidad o en alquiler.
- Comprometidos. Son, quizás, los que más preocupan, porque en caso de sufrir modificaciones se comprometería el rendimiento del negocio. Aquí están los salarios de los trabajadores, el transporte, los impuestos, los seguros, los gastos administrativos…
Costes variables de una empresa
En cuanto a los costes variables de una empresa, hay que decir que dependen de la producción. Por tanto, aumentan cuando esta lo hace y se reducen cuando se contrae.
Los podemos controlar a corto plazo y los diferenciamos en:
- Progresivos. Su valor depende del proceso productivo y el rendimiento de la organización. Por ejemplo, la mano de obra; a mayor número de horas trabajadas, mayor será el salario.
- Regresivos. Estos costes de una empresa actúan de forma inversa. Su valor es menor cuanto mayor es la producción. Un ejemplo son las compras, pues, al comprar al por mayor, se obtienen descuentos.
Cómo podemos reducir los costes de una empresa
Este punto es importante, ya que hacer más cosas gastando menos mejora la rentabilidad. Por eso mismo, es necesario contar con un control de gestión que revise y optimice los procesos de la empresa.
En muchas ocasiones, cuando se habla de reducir los costes en un negocio, automáticamente se piensa en reducir la plantilla. Pero esto puede poner en riesgo tanto la calidad del producto como la imagen de la organización. Por ese motivo, existen otras alternativas.
Automatizar procesos
Incorporar nuevas tecnologías en las organizaciones aporta herramientas con las que se puede reducir costes y aumentar la productividad. Además, mejora la eficiencia y reduce el riesgo de errores humanos.
Informatizar la gestión
Otra manera de optimizar las finanzas de una empresa es implementando programas informáticos. En la actualidad existen diversas soluciones para diseñar, calcular o administrar. En consecuencia, se pueden tener respuestas rápidas y un mejor control integral del negocio.
Por otro lado, gracias a la tecnología cloud o a las videoconferencias, se puede ahorrar tanto tiempo como desplazamientos innecesarios.
Formar al personal
Si se pretende aumentar el rendimiento de los empleados y su producción, es necesario invertir en formación. Cuanto mejor sea su capacitación, mayor será su capacidad resolutiva y menor su coste asociado a medio y largo plazo.
Los trabajadores que están en constante formación aprenden nuevas técnicas relevantes en su sector. Asimismo, invertir en la formación de los empleados mejora la calidad de atención a los clientes y facilita la sustitución de las bajas sin aumentar los gastos.
Reducir gastos financieros
Para reducir los gastos de una compañía, hay que prestar atención a sus finanzas. De forma general, las pequeñas y medianas empresas apenas tienen poder de negociación con los bancos. Y quienes consiguen líneas de financiación, lo hacen con condiciones que pueden ser inasumibles y que acaban agotando su capacidad. En estas situaciones, un asesor profesional especializado como los que ponemos a disposición en Strategik puede ser clave. A priori podría considerarse un gasto, pero su know-how hace que se vea con rapidez su rentabilidad.
Por otro lado, se puede recurrir a fórmulas como el renting, algo que se ha convertido en una clave para cada vez más autónomos y empresas. Y esto no es solo algo que se puede aplicar a un vehículo, sino también, por ejemplo, a equipos informáticos.
Saber cuáles son los costes de una empresa es clave para poder gestionar y administrar una organización de forma efectiva y eficiente.