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El project finance es una de las alternativas más populares en la actualidad para financiar proyectos a gran escala. De forma general, esta opción se emplea para el tipo de operaciones que tienen un alto nivel de complejidad y riesgo.

Qué es el project finance

Comencemos con una definición. Se conoce como project finance a un mecanismo de financiación empresarial que genera flujos de caja según la capacidad del proyecto para el repago de la deuda. En este tipo de financiación alternativa a la tradicional, lo más importante es el valor de los activos, ya que sirven como garantía.

De forma general, se utiliza en las finanzas corporativas para crear oportunidades donde previamente había dificultades financieras y en proyectos con un gran riesgo asociado. Su esencia radica en la garantía del proyecto y su capacidad para:

  • Generar recursos por una explotación comercial.
  • Revalorizarse en el mercado.
  • Que remunere el capital invertido.
  • Pagar deuda con su futura venta.

Por este motivo, se suele utilizar en un tipo de proyectos muy concretos como, por ejemplo: infraestructuras, plantas solares, aeropuertos, hospitales… No obstante, hoy en día también se empieza a utilizar para otras áreas como una financiación a largo plazo ante los limitados recursos financieros tradicionales.

Cómo funciona el project finance

Esta modalidad de financiamiento está basada en los flujos futuros que el proyecto pueda generar como garantía. Por ejemplo, en una obra pública, como la ampliación de una carretera, los ingresos por peaje garantizan el préstamo. Sin embargo, este modelo económico conlleva ciertos riesgos asociados a las fases de diseño, construcción, operación y geológicos, además de a la demanda de cada proyecto en particular.

Por otro lado, en la financiación estructurada, basada en los balance sheets, existe la posibilidad de no recuperar el préstamo con el cash flow futuro. Por ello, este tipo de inversión necesita un análisis exhaustivo y la asignación de cada riesgo al sector que mejor pueda gestionarlo. Solo de esta manera se pueden minimizar los problemas y evitar pérdidas.

Aun así, a pesar de los riesgos, el project finance es una modalidad muy atractiva. Sobre todo para los megaproyectos que necesitan el respaldo de la capacidad de un grupo de profesionales para gestionarlos.

Qué proyectos financiar con el project finance

Cuando hablamos de un mecanismo de financiación como este, hemos de tener presente que está estrechamente relacionado con el desarrollo de la infraestructura básica de un país. Por tanto, los diferentes tipos de proyectos relacionados con él contribuyen de manera directa al crecimiento económico de un territorio.

Este tipo de proyectos suele necesitar una inversión inicial importante y conlleva un período de rentabilización prolongado.

En cuanto a los que son susceptibles de este tipo de financiación, destacamos los relacionados con infraestructuras y energía. Estos ofrecen flujos de caja previsibles a largo plazo que pueden superar los 30 años.

Asimismo, dentro de este ámbito se encuentran proyectos como carreteras, autopistas, red ferroviaria, puertos, aeropuertos, construcción de hospitales o universidades, energías renovables y otras infraestructuras asociadas. Por ejemplo, podemos hablar de gasoductos, parques eólicos o solares. De igual manera, no podemos dejar de lado la gran industria pesada, como la siderurgia y proyectos inmobiliarios u hoteleros, entre otros.

De forma habitual, las empresas que se benefician de este tipo de financiación son grandes compañías, multinacionales y cotizadas. Aun así, cada vez es más accesible a empresas de menor tamaño, sobre todo en el ámbito de la financiación de proyectos de ahorro energético.

¿Cómo acceder al project finance?

En cuanto a las garantías para la entidad financiera, además de los flujos de caja asociados al proyecto, se consideran los activos vinculados al mismo. Para estructurar esta financiación, se suele constituir una Sociedad Vehículo del Proyecto (SPV). Las únicas finalidades que persigue son la ejecución del proyecto, el cobro de los ingresos derivados del mismo y el pago de la financiación obtenida.

Este tipo de estructura es la que permite vincular la deuda al proyecto y no a la sociedad que lo ejecuta. En consecuencia, esta última no se verá afectada en sus indicadores financieros de endeudamiento y solvencia.

La SPV está participada por todos los intervinientes en el desarrollo del proyecto, incluido el proveedor financiero. Así, es importante mencionar que los importes de financiación y los plazos de amortización son mucho más elevados que los de otras formas de financiación. Sin embargo, sus costes también son mayores debido a que existen más riesgos para el proveedor financiero. Además, se debe hacer sobre una sociedad nueva, lo que supone ciertos gastos por servicios profesionales de abogados y fiscalistas, entre otros.

Por otro lado, hemos de saber que el proveedor financiero, al estructurarse la operación sobre una sociedad solo con el objetivo de desarrollar el proyecto, puede vender su participación.

Así, el project finance representa la opción más atractiva para financiar grandes proyectos de infraestructuras y energía. Y en Strategik ayudamos a conseguirlo.