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Cualquier tipo de negocio es susceptible de convertirse en una empresa en crisis. Por tanto, es esencial contar con las herramientas necesarias para evitar situaciones que provoquen daños irreparables en nuestra compañía. ¿A qué tipo de crisis podemos enfrentarnos? ¿Podemos tener un plan? ¿Cuáles son las medidas para salvarla? ¡Veámoslo!

Definición de una empresa en crisis

Podemos considerar que hay crisis en una empresa cuando, de no mediar una intervención exterior, esta no tiene la capacidad de extinguir una deuda. Como consecuencia, se produciría su desaparición económica a corto o medio plazo.

Para poder enjugar pérdidas, la compañía tendría dos opciones:

  • Disponer de los recursos propios de sus finanzas corporativas.
  • Contar con los recursos financieros que podrían inyectarles sus acreedores y accionistas.

Por otro lado, en el artículo 2.18 y el subapartado a del Reglamento de la Unión Europea número 651/2014 de la Comisión, se consideran como empresas en crisis aquellas que concurran en una de las siguientes circunstancias:

  • En el caso de una sociedad de responsabilidad limitada, si ha desaparecido más de la mitad de su capital social, por acumular pérdidas.
  • En una sociedad donde los socios tienen responsabilidad ilimitada sobre la deuda, si desaparecen por la acumulación de pérdidas más de la mitad de los fondos propios que figuran en su contabilidad.
  • Si la empresa está en un procedimiento de insolvencia o quiebra o reúne los criterios de estos a petición de sus acreedores.
  • Si se ofrece un salvamento a la empresa y esta no reembolsa el préstamo, pone fin a la garantía o está sujeta a un plan de reestructuración.
  • En una empresa que no sea considerada como una pyme, cuando en los dos ejercicios fiscales previos:
    • Tiene una ratio de deuda/capital empresarial superior a 7,5.
    • Si la ratio de cobertura de intereses, calculado sobre la base del EBITDA, es inferior a 1.

Tipos de crisis en una empresa

Para diseñar una buena planificación estratégica, es necesario anticiparse a las situaciones a las que podemos enfrentarnos en un futuro. Por eso, debemos identificar distintos tipos de crisis:

  • Financiera. Alude a problemas económicos y de liquidez. Puede suceder por causas internas o externas.
  • Legal. Se produce por cambios normativos en el sector de actividad.
  • Ética. Se da cuando un proveedor, representante o empleado está implicado o tienen una conducta considerada ilegal o poco ética, ya sea dentro o fuera del negocio.
  • Organizacional. Cuando una compañía atraviesa conflictos internos que afectan a la productividad, administración u otros procesos.
  • Tecnológica. Son situaciones en las que las herramientas o dispositivos tecnológicos, como un software, dejan de funcionar. Como consecuencia, disminuyen la productividad y las ganancias y se produce incertidumbre entre los empleados.
  • Natural. Son eventos imprevistos como incendios, nevadas, huracanes, inundaciones, etc. Esto arruina las instalaciones y los activos fijos de una empresa.
  • De relaciones públicas. Son consecuencia de que un embajador o empleado de la empresa comete un error de comunicación que afecta de forma negativa a la imagen o reputación de esta.

Por qué deberías crear un plan de gestión de crisis

Cuando nos hallamos en una situación como las anteriores, lo inmediato es preguntarnos «¿cómo salvar mi empresa?». Para no entrar en pánico, lo mejor es estar prevenidos y contar con un plan detallado de cómo manejar la situación.

Disponer de un plan de gestión de crisis es necesario por dos motivos fundamentales:

  1. Nos ayuda a actuar de forma rápida. Esto rebaja el tiempo de inactividad y facilita la resolución, puesto que cada uno conocerá cuál es su rol.
  2. Mantiene la buena reputación para con nuestros clientes, competidores y otros líderes de nuestra industria.

Medidas para salvar una empresa en crisis

Si queremos conseguir una buena valoración de la compañía y tener claras las acciones a desarrollar para reaccionar con rapidez y mantener la liquidez, a continuación exponemos 5 medidas claves a tener en cuenta:

  1. Conseguir flexibilidad en todas las áreas de actuación de la empresa. Para ello, debemos potenciar la innovación y la creatividad. Esto nos permitirá encontrar soluciones que vayan más lejos.
  2. Reducir costes. ¿Es posible hacer lo mismo con menos recursos? Esto no debe comprometer el funcionamiento de la empresa, debemos pensar en externalizar u optimizar ciertas partidas.
  3. Bajar precios. Exige sacrificio del margen de beneficio, por tanto, será sencillo si es abultado. Podemos apostar por promociones, ofertas o por una sección outlet.
  4. Crédito. Podemos evitar aumentar el coste financiero solicitando nuevas condiciones de pago a los proveedores.
  5. Buscar una solución parcial. Si la empresa no es viable en un estado, conviene analizar si se puede salvar una parte. Así, quizás se pueda continuar con la marca, pero subcontratando los procesos de producción o trabajando para terceros.

Antes de que nuestra empresa entre en crisis, es buena idea acudir a un asesor especializado que nos ayude a trazar una estrategia personalizada. En este caso, puedes confiar en Strategik.